El final es la historia
Si bien esta frase parece muy seca, el final de una buena historia, es siempre un buen final (acabe bien o mal) el final es bueno, bien construido y deja al espectador con ganas de un poco mas, no hambriento pero tampoco harto.
Por ello que hasta que no tengas tu final bien pensado, no empieces a escribir. Es como aquel barco que sabe a qué puerto tiene que ir. Por muchas inclemencias del mar, tarde o temprano llegará a su destino. Por el contrario, el barco que no sabe donde va, termina a la deriva o atracando en un puerto al que no quería llegar nunca.
En mis clases de escritura siempre les pregunto a mis alumnos: ¿sabes el final? Entonces escribe sin mirar atrás.
Para entender un poco como es un buen final podemos mirar esta gráfica en la que encontramos el binomio sobre que es lo que el protagonista necesita frente a que es lo que el protagonista desea.
Ejemplo: Un niño desea un patinete eléctrico para ir a clase, pero lo que necesita es ir andando y así hacer ejercicio.
Final Triunfal: el protagonista logra su necesidad y su deseo.
Final Trascendental: el protagonista logra su necesidad pero no su deseo. El personaje trasciende a un nuevo yo mejorado.
Final Existencial: el protagonista logra su deseo pero no lo que necesita. El personaje vive su existencia, sería los típicos y vivieron felices para siempre de los cuentos de hadas.
Final Trágico: el protagonista no logra ni su deseo ni su necesidad.
NOTA: No existen los finales en que falla la necesidad o el deseo únicamente, por lo que los he marcado en gris.